Edimburgo -muchas veces referida informalmente como “Edimbra”- es una de las ciudades europeas más hermosas: la Unesco, en 1995, designó a dos de sus distritos -Old Town y New Town- como Patrimonio de la Humanidad. Además, es la capital de Escocia, uno de los cuatro países que forman el Reino Unido. Su principal característica se destaca fácilmente: es una ciudad edificada alrededor de un volcán en cuya cima se encuentra un castillo amurallado que data del siglo XI.
Según el censo de 2017, tiene 513.210 habitantes, pero recibe a millones de turistas cada año.
Uno de los eventos a nivel mundial más importantes que alberga es el Festival de Edimburgo, un gran espectáculo de arte, muy enfocado en la música y el teatro. Éste, se celebra cada verano.
Aquí te contaremos sobre otro aspecto de esa urbe: sus tiendas.
Surgimiento de las tiendas
Por cientos de años, los comerciantes y los habitantes de Edimburgo se acostumbraron al comercio en mercados callejeros y ferias. Dicha hegemonía duró hasta el siglo XVIII, en el que los viejos mercaderes callejeros se vieron desafiados por otros, establecidos en lo que hoy se llamarían “tiendas”.
Principalmente eran artesanos y los diseños de sus frentes eran el fiel reflejo de los materiales y las técnicas que estaban disponibles en la región. Estas primeras tiendas eran, muchas veces, simples adaptaciones de casas o pequeñas cabañas de madera. Tenían una puerta, un cartel sobre ella con el nombre del comerciante o de la empresa y, algo muy importante, una ventana.
¿Por qué tiene tanta importancia el vidrio?
Uno de los aspectos más característicos de los diseños arquitectónicos de estas tiendas era el vidrio. En el siglo XVIII, la tecnología y la técnica para trabajar con vidrio era escasa. Esto significó que, tanto en las casas como en las tiendas, se vieran ventanas formadas por paneles de múltiples vidrios unidos entre sí.
Si bien, este tipo de diseño hoy en día es utilizado -más que nada buscando una arquitectura rústica-, esta es una buena manera de notar cuáles edificaciones son antiguas y cuáles son modernas en Edimburgo y sus alrededores.
En el siglo XIX, los diseños de las tiendas se volvieron más sofisticados. Este cambio se dio gracias a la alta competitividad comercial entre tiendas, que significó mayor interés, creatividad e innovación en los frentes de las edificaciones.
En las décadas de 1830 y 1840, hubo dos sucesos destacables. Por un lado, se levantó el impuesto al vidrio, que suponía un cargo económico por abertura en un edificio. Por otro lado, se crearon las primeras grandes placas de vidrio en la zona. Por estas dos razones, los dueños de tiendas comenzaron a usar más ventanas, que además ocupaban espacios mucho más grandes y eran de vidrios enteros -no pequeños cuadrados unidos entre sí-.
A los pies del castillo
Un área que destacaba de las demás era lo que hoy se conoce como Grassmarket, en el comienzo de Victoria Street, justo a los pies del mítico castillo. En esa plaza, se concibieron muchas de las primeras tabernas y tiendas -previamente, la plaza servía de mercado de pasto y ganado, de ahí su nombre- y, además, la zona sirvió como lugar de ejecución de prisioneros en siglos pasados. Los criminales regularmente pedían, como último deseo, un trago de alcohol antes de ser ejecutados. Tomando esta porción de historia, se edificó el bar The Last Drop, ambientado en ese pasado.
Grassmarket es una zona que tiene muchas tiendas, la mayoría antiguas. Una de ellas es W. Armstrongs & Son, que se mantiene en pie desde 1840. Ubicada en 81-83 Grassmarket, es una de las tiendas de mayor trayectoria de Edimburgo. El negocio se basa, curiosamente, en la venta de ropa y objetos vintage y es altamente recomendada.
A pocos kilómetros de Edimburgo, en Perth, se encuentra una de las tiendas con más años de toda Escocia que sigue funcionando: Alexander S. Deuchar & Son. La tienda data de 1780 y, otra vez, su negocio se basa en el comercio de antigüedades.