Despertar en una playa en invierno, lejos de tu casa.
Ver el sol, detrás de la nieve que baja desde la montaña más alta hasta la puerta de tu habitación.
Atravesar un bosque encantando hasta el pie del volcán, que por ahora, duerme.
Recorrer un desierto mítico, con tu mochila, tus ganas y tu coraje.
Sentir en algunos lugares la naturaleza latir tan fuerte, lejos del mundanal ruido, que tomás conciencia de lo afortunado de estar viendo el mundo en primera persona sin que nadie te lo cuente.
Viajar. Levantar las alas, como las águilas. Viajar, también, te hace emprender un viaje hacia adentro, arrancándote de tu zona de confort de un tirón, sumergiéndote en una cultura diferente.
Viajar es crecer, de alguna manera es arrojar nuestra existencia al mundo, arriesgándonos a lo desconocido, a lo nuevo, porqué cuando viajas, todo es nuevo.
Viajás para ir, pero también para volver, viajás en busca de motivos, pero muchas veces viajar es el motivo.
Muchos viajes son para encontrar el origen de algo, pero también para cerrar ciclos. Uno puede viajar por una persona, por varias, por la familia, por negocios, por turismo, o simplemente para conectar con uno mismo.
Comenzás a viajar antes de salir, y lo mejor es que seguís viajando mucho después de haber vuelto.
Viajar es mucho más que irse de vacaciones, viajando te olvidas que estás de vacaciones. Viajar no es ir de aquí para allá, viajar es movilizante en muchas direcciones, pero lo mejor es el viaje hacia adentro.
Cuando la vida y la rutina, lo único que nos regalan es la falta de novedad, viajar es la única novedad. Viajar te libera.
Viajar hace que todo sea un descubrimiento, porque todo lo que se vive, estando de viaje, es en cierto sentido, nuevo.
Viajar se siente en el cuerpo, se siente en los climas, en los sabores, en los aromas, en las texturas, y vivencias que te dejan el corazón marcado. Viajar te da vida.
Viajar te pone de cara al mundo, te amplia los horizontes y los mapas mentales, te da otra visión y comprensión que somos todos diferentes pero iguales. Viajar te humaniza.
Viajar se disfruta, porque viajar da placer.
Por eso, para viajar elegí viajar liviano de preocupaciones.
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